A veces vivimos a la deriva y en piloto automático. Tomamos decisiones sin pensar si es lo que queremos hacer y ni siquiera frenamos para reflexionar sobre las experiencias que nos gustarían vivir. Y acá levanto la mano porque esto me pasó muchas veces. ¿Y qué pasa cuando enfocás el pensamiento y la energía en las cosas que sí querés? La magia y las sincronicidades empiezan a suceder. Una de mis intenciones es ponerle consciencia y presencia a mi vida. Y me cuesta eh, no es fácil. Pero va queriendo.
Acá les comparto un ejercicio de escritura que me está permitiendo recalibrar mi brújula y mis intenciones:
1. Imaginate a los 11 años: ¿qué te gustaba hacer? ¿Quién eras? ¿Quién pensabas que serías?
2. Traete al ahora y escribí sin parar durante 5 minutos: si cualquier cosa fuera posible, de manera rápida y fácil, ¿cómo sería tu vida? ¿Qué personas estarían cerca? ¿Qué estarías haciendo? ¿Dónde estarías viviendo? ¿Cómo te sentirías? ¿Qué aspecto tendrías? ¿Cuánto dinero estarías ganando?
3. Imaginate que transcurrió un año y lograste todo lo que deseabas. Visualizalo y sentilo. Cuando estés listx, escribí durante diez minutos todo lo que creaste, lo entusiasmadx y contentx que estás. Dejá salir todas las emociones y pensamientos que surjan.
Te sugiero que escribas sin pensar en las respuestas ni en la ortografía y gramática. Esto es para vos, por vos. Este ejercicio lo vi en el libro “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer” de Christiane Northrup (médica y divulgadora de la salud de la mujer) que lo súper recomiendo.