Hace unas semanas, en un sticker de preguntas que dejé en mis stories de Instagram, me pidieron que comparta ejercicios de escritura para la maternidad y el puerperio. Y me tomé mi tiempo para pensarlo porque no sabía cómo encararlo. No soy madre, no sé lo que se vive y se siente, y me es difícil ponerme en la piel de aquellas mujeres que con su cuerpo y corazón crían a sus hijas e hijos.
Entonces, ¿qué disparadores proponerles a esas mujeres a las que les pasa un mundo por su cabeza? Después de leer varios artículos sobre maternidad y escritura, llegué a la conclusión de que ellas no necesitan disparadores de escritura: solo necesitan escribir. Necesitan darle sentido a las transformaciones que sienten sus cuerpos. Necesitan explorar las facetas agridulces del ser madre. Necesitan contar sus miedos, angustias y dolores.
Por eso la propuesta es que empiecen a escribir un diario fragmentario de la maternidad. ¿Fragmentario? Sí: un diario que se escriba despacio y que vaya al ritmo de las interrupciones del mundo interno y externo. Que se escriba en un cuaderno, en la computadora o en el celular. Que sea un párrafo, una o tres páginas. Lo que importa es ese espacio (breve o no) de intimidad.
Jazmín Barrera, autora del libro “Linea Nigra” (un diario que se convirtió en un ensayo novelado y que cuenta la transformación de su cuerpo gestante) dice:
“Es imposible ser original. Somos tantas y tantas, y nuestras experiencias tienen todo en común, muchísimas diferencias, y a la vez todo en común”. A ella no le parece algo negativo que las confesiones maternales se hayan puesto de moda porque no hay suficiente literatura sobre el tema: “quiero que sobren los libros, que los haya buenos y malos. Quiero un canon, una tradición. Y también una ruptura, libros en contra del canon”.
¿Qué les parece la idea del diario fragmentario? ¿Lo ven posible? ¿Qué libros recomiendan leer a otras madres? ¡Las leo en los comentarios!