Me voy.
El miércoles.
Hoy me entero que robaron cerca de casa.
Otra vez, el miedo.
Me voy.
Los abandono.
Si los abandono,
no los voy a poder cuidar.
“Si yo no hubiera estado aquella vez que entraron en casa, ¿qué hubiera pasado?”
“Gracias hija, menos mal que vos estabas acá”
Me acuerdo de la vez que viajamos a Disney con mis abuelos y primos, y yo quería cuidar a mi abuela de que no haga esfuerzos por el problema con su columna. “Dejame tranquila, yo hago lo que quiero”, me gritó una vez.
Cuidado hija en la calle,
cuidado si salís,
cuidado al manejar,
cuidado al volver a casa,
cuidado si caminás en la calle, sola o acompañada.
Si yo me tengo que cuidar, también tengo que cuidar.
¿Pero si no los cuido, qué pasa?
¿Cuál es mi rol de hija si no estoy?
Retrocedo la película de mi vida y me veo solucionando, resolviendo, ayudando, evitando, haciendo.
Hacer es mi manera de expresar amor.
Y en viaje pasa algo: la hija se desdibuja. Y cuando vuelvo hago, lleno el tiempo perdido, cumplo con mis responsabilidades.
Si los abandono, no los voy a poder cuidar.
*escribo esta frase varias veces para quitarle el polvo a las letras*
Me duele sentir que dejo un hueco. Me duele cuando me dicen que me van a extrañar porque la culpa, la tristeza, el vacío.
Si no los cuido, ¿qué me queda?
Si los abandono, no los voy a poder cuidar.
*escribo esta frase por última vez con letra estirada y suave para que pase la luz*
Salir del círculo como parte del crecimiento.
Irme como una búsqueda de equilibrio interno.
Escribo: no me puede dar culpa algo que elijo y me hace bien.
El movimiento: mi vibración, mi latido.
El estar lejos: una forma de encontrar armonía en los ritmos de mis silencios interiores.
El viaje para ser más suave y receptiva.
re
Sil
Te entiendo perfectamente cada vez que me voy se me desgarra el corazón al pensar que ya no estoy con ellos
Se que me hace bien irme y es necesario, pero los quiero tanto que pienso que la mejor manera de cuidarlos es estando prénsente en cuerpo, soy feliz, pero con el pasar de los días otra parte de mi me pide dejarlos. Es difícil el equilibrio, pero al final tenemos que seguir nuestro camino
Jime Sánchez
Sí, total. A mí también se me desgarra el corazón. Esta vez sentí que la tristeza duró hasta que me fui y durante las primeras horas en ruta, después, cuando pude conectar con mi deseo de viajar y la intención que hay detrás, la energía me cambió y las sensaciones corporales también. Ser adultes también es esto, no? Construir nuestro camino. Te abrazo fuerte, Sil.