Quiero que lo sepas: la pausa es un hábito. Y como todo hábito, necesita de tu compromiso.
Ahora bien, tu mente se va a resistir y va a querer tirar todo lo nuevo por la borda. Lo que tenemos que lograr es hackearlo con técnicas y herramientas concretas para empezar a incorporar un ritmo de vida más lento y consciente.
Por eso en este post, te comparto 6 hábitos para vivir una vida más slow del libro “Pausa. No eres una lista de tareas pendientes” y mi experiencia personal con cada uno de ellos, además de algunos consejos y ejercicios para que implementes cuando quieras y necesites.

Hábito 1: Respirá
No sos sólo una cabeza. También sos un cuerpo. Y tu cuerpo lo siente todo.
Respirando conscientemente, profundamente, el cerebro se oxigena. Y esa oxigenación llega a tus músculos, a tu sangre, a tus órganos, a tu mente y a tus emociones como una brisa fresca.
A lo largo del día, ¿te concentrás al menos un ratito en tu respiración? ¿Te detenés a inflar tus pulmones cada tanto?
Para hacerlo de manera consciente, te sugiero que dejes de hacer lo que estás haciendo y cambies de espacio (salí al balcón, andá a la cocina a prepararte un café, sentate en el sillón, da una vuelta manzana). Ahora sí, respirá lento y profundo tres veces. Y si no podés dejar de hacer lo que estás haciendo, seguí pero prestale atención a tu respiración durante unos segundos. Podés cerrar los ojos incluso.
Vas a ver cómo cambia tu atención y concentración, y sobre todo, tu ritmo cardíaco.
Estés donde estés, el hábito de ser consciente de tu respiración te va a ayudar a bajar un cambio, a reaccionar menos y a tener mayor claridad mental.
Hasta que lo incorpores como un hábito, podés ponerte una alarma en diferentes momentos del día para probar qué efectos tiene la respiración en tu cuerpo.
Hábito 2: Salí a caminar
En el libro “Andar, una filosofía”, Frédéric Gros investiga por qué caminar es importante para filósofos y poetas como Nietzsche, Rousseau y Rimbaud. Él dice: “Es una cuestión de cambio de ritmo: desentumece los miembros del cuerpo y las facultades de la mente”.
Podés hacer un paseo largo si tenés tiempo, o bien un paseo corto para cambiar de aire. Pueden ser una o dos vueltas manzana, o un par de cuadras. Caminá para disminuir la ansiedad que se aloja en tu cuerpo.
Joan Austin, coach integral, sugiere hacer esta pausa dos o tres veces al día y escribir algo corto sobre la experiencia. Te comparto estas preguntas disparadoras:
¿Cómo te sentías antes y cómo te sentís ahora?
¿Qué cambios notás en tu manera de pensar o de sentir?
Hábito 3: Contá hasta uno
Entre los hábitos para vivir una vida más slow, está éste que todavía no implementé pero que me parece interesante.
Dice Robert Poynton, autor del libro “Pausa”: “Una versión cotidiana sería contar hasta uno antes de entrar en una habitación o una reunión. No hasta diez, ni siquiera hasta tres, sino hasta uno. Puede parecer insignificante, pero para contar hasta uno hay que hacer una pausa”.
También propone contar para sostener el silencio (sobre todo cuando estamos escuchando a otras personas, cuando queremos que reflexionen sobre lo que estamos diciendo o cuando no toleramos “estar en silencio” en una conversación).
Probá y fijate si te sirve. No descartes nada.
Hábito 4: Preguntate cómo estás
Robert Poynton propone pensar cualquier trayecto o viaje que hagamos como un “intermedio” en sí mismo y no como una pérdida de tiempo (desde esta creencia es que solemos agarrar el celular y perdernos en las redes sociales, ¿te pasa?).
La idea es conquistar ese espacio y que percibamos ese tiempo como “ganado” y no como “perdido”.
Entonces, aprovechá ese tiempo para hacer un check-in emocional. Es decir, hacé una pausa consciente para conectar con tus emociones, tus pensamientos y tu cuerpo.
Podés preguntarte: ¿Cómo estoy? ¿Qué siento? Hablá con vos de una forma amable. Dale atención a lo que sentís, sea la emoción que sea, pero sé consciente de ella.
Así vas a crear un paréntesis entre el lugar donde te fuiste y el lugar al que estás yendo, generando una especie de reset emocional.
Hábito 5: Dibujá
¿Una pausa para dibujar? Sí, así como lo lees. Para mí entra en la categoría de “pausa disruptiva” porque no muchas personas tienen en su radar esta opción.
Robert propone hacer un dibujo todos los días, algo simple que te ayude a descargar tensiones y traerte al presente.
Yo te cuento lo que empecé a implementar desde hace tiempo: ejercicios de dibujo terapéutico. Son espectaculares para liberar tensiones y autorregularme. Esto lo exploramos a fondo en La Pausa, el Círculo, mi programa grupal de acompañamiento de 30 días.
Hábito 6: Escribí
Este último hábito me toca de lleno pues **fan de la escritura de autoconocimiento**.
Sin dudas escribir tiene grandes efectos terapéuticos: ayuda a organizar el pensamiento, reduce el estrés, mejora el sueño, entre muchísimos beneficios más.
Si bien incorporar el hábito de escribir todos los días es lo ideal, yo te propongo otra cosa: saber que esa herramienta existe, que está disponible para vos cuando quieras y lo necesites (escribas o no) y que la utilices cuando te haga falta.
Esto lo trabajamos en mi taller online Mindful Writing: Pausas de Escritura Consciente para conectar con vos.
–
¿Qué pausas para vivir una vida más slow te gustaría implementar y por qué? Charlemos en los comentarios ♥