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1.

En el verso soy la voz de mis silencios
Desato los nudos que irritan mi garganta
Desarmo el vacío que me pisa el pecho
Respiro el trance de la palabra que nace
como una sombra en el desierto
como una flor en el mar
como un pájaro cantándole al sol y a la luna

El verso es el puente
el abrazo que nunca nos dimos
el sello de nuestras coincidencias
es la caricia
la lágrima
y la libertad de dos alas dulces

Traduzco mis memorias
Hago cuerpo mis demonios
Sacudo las estructuras que me sostienen

El verso
es
mi oxígeno


2.

Me acuerdo de las navidades y los gritos de mamá
cuando leía nuestros nombres en los regalos
Me acuerdo de la risa del abuelo
cuando prendía las cañitas voladoras
y de mi alegría cuando me daban una caja de chaski boom
Me acuerdo de un Papá Noel con la cara de papá
y de las llamadas por teléfono a las 12 cuando el WhatsApp no existía
Me acuerdo de las noches estrelladas
y de los juguetes en el piso
Me acuerdo del sabor de la ensalada de huevos
y salsa golf que hacía mi abuela,
del pollo a la parrilla que preparaba mi tío
y de las almendras bañadas en chocolate que esperaba todo el año

Me acuerdo de cuando era chica
y todo me parecía gigante
Me acuerdo de estos recuerdos
que siguen latiendo
en mi memoria-cielo


3.

Abandono todo,
las sombras de las voces que me gritan
el peso de mis intentos frustrados
los relámpagos de mis tormentas
las pieles de las que quise ser y no fui

Me aferro
a los árboles que me susurran vida
a los sincericidios que me salvan
a las pasiones que me mueven
a este universo que me hace saltar al vacío como pájaro azul


4.

El viento me pregunta si soy fuerte
El árbol me da lecciones de eternidad
Los pájaros me hablan en presente

El sol calma mi memoria
y mis pendientes
y mis urgencias

La luna amalgama mis fantasías
y mis tormentos
y mis suspiros


5.

En estos 32 años de vida aprendí:
a decir que no y no sentirme culpable por eso
a parar cada tanto para respirar profundo y detenerme en el ir y venir del aire
a callarme cuando las palabras lastiman
a respetar mi siesta y mis ganas de no hacer nada cuando mi mente y mi cuerpo lo piden
a no pensar solamente en mí
a soltar el control que creía tener sobre las cosas
a meterme en el barro para que mis demonios se hagan chiquitos y más amables
a tirarme flores más seguido
a vivir el hoy sin la nostalgia del pasado y la ansiedad del futuro
a no tenerle vergüenza a la vulnerabilidad
a que si quiero, puedo
a que si me creo posible, las cosas suceden
a honrar la mujer que soy y que hace lo que puede con lo que es y tiene


6.

Gracias cuerpo por pedirme atención cuando te descuido
Gracias confianza por las veces que me animaste a saltar al vacío
Gracias amor por tu abrazo que me calma
Gracias pájaros por cultivar mi capacidad de asombro
Gracias familia por las risas y la compañía incondicional que nos une
Gracias amigues por caminar conmigo
Gracias corazón por la vida
Gracias viajes por devolverme el sentido de lo posible


7.

Podría haber sido montaña
roca viva
cordillera, macizo o sierra
con silueta redondeada
con ríos como venas
con perfil sagrado
vivir cerca del cielo
vivir cerca de los dioses y los espíritus
oír las voces de los volcanes
soñar con el mar
ser la piel de la tierra
mirarnos con la luna
y que las estrellas toquen mis pestañas
que la nieve me cubra entera
y que el sol sea mi cumbre


8.

Me reconstruyo
queriendo escalar
las paredes
de mis sombras
pensando que algún día
lo no importante
me va a importar nada
borrando
las voces
que me sacuden
y me ladran

Me repito
aunque no quiera
repetirme
y me perdono
aunque por dentro
me queje

Me resisto
a caer
en los pozos de siempre
y me resigno
con los escalofríos
que me recuerdan
frágil y humana


9.

Recuerdo la simpleza de las cosas.

La niña que sonreía,
que jugaba,
que inventaba mundos imaginarios.

El tiempo no existía,
o sí: tenía la forma de una carta manuscrita
que guardaba en una caja azul.

Me arrepentía de pocas cosas
y exageraba muchas otras.

No había vueltas,
no había nudos.

Había latidos,
jazmines
y existencia.


10.

A veces me comporto impulsivamente,
mis ojos se arremolinan y mi mente se atropella.
Pero otras veces me entrego sin pensar,
respiro el dolor del otrx
y me crecen palabras como raíces

A veces me siento chiquita
y nada es suficiente
porque no me creo suficiente.
Sin embargo otras veces me siento enorme,
mi cuerpo es liviano como una pluma
y mi voz canta
celebra
y abraza

Escribo y practico la pausa. Soy nómade y bien humana. Facilito talleres para que te conozcas a través de la escritura. Amo la naturaleza, los libros y la autoexploración. Autora de Letras Luz y del blog La Vida de Viaje.

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