Siempre pensé que en mi vida había algo más que hacer una buena presentación para un cliente o armar un buen evento para promocionar una marca. Pero no sabía qué. La vida paso a paso me fue llevando a otro lugar y tuve suerte: me llevó a ese lugar en el que yo quería estar.
Cuando era chica, me enamoraba de cual persona mayor caminaba por la calle, hoy en día la gente de la tercera edad es mi debilidad (es más, hasta en un momento soñé en construir un geriátrico, pero detesto esa palabra así que lo cambié por casa para ancianos).
Viendo para atrás son muchos los momentos en los que me encuentro ayudando a otra persona, empujándola, contagiándola o escuchándola. No puedo definir con exactitud cuál es mi misión personal (que ojalá que todas las personas en este mundo logren descubrirla) pero no tengo dudas que tendrá que ver con eso que siempre estuvo dando vueltas dentro mío: ayudar y contagiar.
Soy una observadora de los gestos de las personas. Observo. Quizás a veces en forma pasiva (en la quietud uno descubre muchas más cosas de las que se pueda imaginar) y otras veces de manera activa (compartiendo una charla, por ejemplo). Mirar, descubrir, maravillarse u horrorizarse. Ahí está el gran juego del observador: percibir la luz y el humo en lo que observa.
Y en ese observar, no encontraba personas a las que les pasara lo mismo que a mí. Quizás estaba en el lugar equivocado. De a poco me fui cruzando con muchísimas personas que buscan y quieren lo mismo que yo, que se desafían, que rompen estructuras y que no tienen miedo de pasar de su «zona de confort» a esa zona donde TODO (y con mayúsculas) es posible. Que encontraron que el cumplir sus sueños puede ir de la mano con sacarle muchas sonrisas a grandes y chicos y que la cadena de favores puede llegar a tener miles de eslabones.
Siempre fui agradecida, pero en la burbuja en la que vivía, el gracias estaba devaluado. Hoy, esa palabra de siete letras es trending topic en mi vocabulario.
Espero que cada vez haya más contagiadores caminando por el mundo y haciendo lo que aman hacer. Deseo que esta masa crítica sea cada vez más grande y que todos podamos ayudarnos entre todos para reconfirmar, una y otra vez, que #LoBuenoContagia.
Myrian
Conectarse con el otro, mirar a los ojos, abrazar, agradecer… Compartir los pequeños milagros cotidianos de la vida…
Belleza!
Gracias a vos por estar cerca en este (re) descubrirme tan emotivo! Abrazo
Jime Sánchez
Gracias Myr! vos también sos una persona especial en esta etapa de mi vida. Un beso enorme 🙂
Anónimo
Que lindo!!! llegué acá de casualidad, ya ni siquiera me acuerdo como exactamente. Lo que importa es que me siento totalmente identificada con vos, es que para mi, las personas mayores son especiales, lo siento así desde chica, recuerdo que los miraba como enternecida, y aun me siento así con 23 años… cuando paso por los geriátricos(palabra que detesto), miro el patio colmado de abuelitos, que solo miran la calle, miran como pasa la gente, la vida y ellos ahí… conversando, a veces los siento presos. Me dan ganas de hacer lo que hizo Bart en un capítulo de los simpsons, sacarlos a disfrutar de las cosas que les gustan! 😛 Escuchar sus experiencias, sus historias, esas historias que cuentan cada una de esas hermosas arruguitas que tienen. Un beso! Mayra 🙂
Jime Sánchez
Gracias Mayra por tu mensaje! estoy totalmente de acuerdo con vos 🙂 te mando un beso muy grande!