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No me considero la típica minita que siempre está prolija, peinada y de “punta en blanco”. Para nada, no lo soy ni lo seré. Confieso que en algún momento de mi vida lo intenté pero fracasé rotundamente.

Me daba bronca y envidia ver a esas chicas que sabían combinar los sweaters con las remeritas con los zapatos… ¿cómo hacen? ¿Qué conexión cerebral hay entre sus neuronas para que todo lo que se pongan no tenga nada que ver con nada y les quede bien?

Mis piernas nunca fueron lo suficientemente flacas para que la mayoría de los jeans me queden divinos (aclaración: no digo que no tenga piernas “flacas”, pero ¿vieron esa grasita que te rompe soberamente los ovarios y que no sabés qué hacer para que desaparezca de la faz de la tierra? Bueno, eso es lo que nunca me termina gustando cuando me pongo un pantalón). Todo esto sumado a los “flotadores” que me acompañaron durante mi larga y corta vida impidiendo que más de una vez me ahogue en el mar de las lágrimas (?) fueron también un gran complejo. Bah, tampoco taaaanto, pero en algún momento de mi vida lo fueron. Ni hablemos de la celulitis, que creo que la mayoría de las mujeres la odiamos.

El otro día veía Showmatch (sí, a veces caigo en picada con lo que veo) y me quedé sorprendida por el cuerpo de Jesica Cirio. ¿Alguién más lo vio? Hay que tirarle ácido a esa mujer.

 

En fin, volviendo al tema, otra de las cosas que en su momento me sacaban de quicio era salir (a un boliche, a un bar, a un lo que sea) y que haya una infinita cola en los baños. NUNCA ENTENDÍ POR QUÉ LAS MUJERES TARDAN TANTO EN LOS BAÑOS. NO LO COMPRENDO. Yo entro, hago lo que tengo que hacer y salgo. Listo, ¿qué tanta vuelta?

En esta “nueva vida” donde los viajes están a la orden del día, olvidate ser 100% minita. Primero por la poca ropa que una se puede llevar (y más todavía cuando viajás en bicicleta) (tampoco entra en mi cabeza ese afán de tener un placard con 30 jeans, 40 pares de zapatos, 10 pares de botas, 80 remeras, 18 camperas, etc, etc.. esa cosa de tener-tener-tener-tener y moda-moda-moda-moda, NO ENTIENDO LA MODA). Segundo, pueden pasar días sin bañarte y peor aún sin lavarte el pelo. Tercero, los toilettes pueden ser yuyos en la ruta y cuarto, los pelos crecen… esa es LA realidad.

No escucho música de minita, me gusta el rock y el reggae (ojo, Jorge Drexler me encanta). No me gusta el speed con vodka ni los espumantes, tomo vino y cerveza. No miro novelas, prefiero Peligro Sin Codificar (aunque a veces mi madre sintoniza Intrusos y me lo quedo mirando). Muy raras veces uso tacos, a mí dame zapatillas. No me gusta maquillarme mucho, pero un poquito de rimmel y delineador acepto.

Pero a pesar de todo esto, soy mujer y los “días minita” llegan, como ayer: me di un baño eteeeeeeerno, me lavé el pelo haciéndome masajes en el cuero cabelludo, me depilé, me puse crema para el cuerpo, para las manos, para la cara, me hice masajes en los pies y me pinté las uñas.

*El término minita no es para nada ofensivo. Lo usé porque me causa gracia.

Escribo desde muy chica y soy fan del autoconocimiento y la transformación personal. Mi revolución, en tiempos tan veloces y agitados, es la pausa. Por eso diseñé talleres de autoconocimiento que te van a ayudar a crear pausas significativas en tu vida diaria. A través de la escritura, el dibujo y otras prácticas de bienestar, vas a resignificar el mundo que te rodea y te vas a conocer más y mejor.

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