Cíclicas.
Salvajes.
Voces de la naturaleza.
Luces.
Sombras.
Sentimos el movimiento como soplido en la piel.
Alcanzamos a oír la quietud de la sangre que fluye en las venas como un río de cauce lento.
Esa sangre
que dejó una huella
que se fue
que corrió
que pasó
que volverá a pasar.
Somos vírgenes
una vez al mes
todos los meses
todos los años.
Dejamos la oscuridad del hogar del útero
para descubrir la luz del día:
La Vida.
El momento:
del renacimiento
de la vitalidad
del entusiasmo
de la energía como acción
de la flexibilidad de los músculos
del dinamismo
del mundo como ventana que se abre
de la feminidad
de la risa
de la seguridad
de la frescura
de la sexualidad como puente para renovar el vínculo
de la fortaleza de pensamiento
de la claridad
de las prioridades
de los nuevos proyectos
de la independencia
de la inspiración como estallido
de la concentración para hacer y hacernos
de la atención al detalle
de la concreción
de la comunicación
de la sensualidad
del cuerpo
del ejercicio como renovación y limpieza
de la sabiduría
del soltar los miedos al viento
de la consciencia.
Mujer:
cíclica
primitiva
fuerte.
Mujer Virgen.
Poesía inspirada en el libro “Luna Roja” de Miranda Gray.