Iberá, 5 de julio
Los adultos viven en jaulas. Los niños tienen alas.
Los adultos proyectan. Los niños viven.
Los adultos hablan sobre política. Los niños juegan.
Los adultos se arrugan por nada. Los niños sonríen por todo.
Los adultos tienen que parecer interesantes. Los niños son.
Los adultos tienen que saber. Los niños quieren tocar y ver.
Los adultos comparan. Los niños comparten.
Los adultos se critican. Los niños se abrazan.
*
No sé si estoy preparada para crecer: creo que me da miedo crecer.
El universo adulto siempre me resultó lejano y sus palabras, pesadas. Hoy camino sobre su costa y el agua eriza mi piel de edad veintisiete.
No sé si estoy lista ni siquiera para el colchón matrimonial ni para conversar sobre temas que nunca llamaron mi atención: economía y política a marzo.
No sé cocinar, no sé coser. Mamá siempre hizo todo y no la culpo: creó una persona humana de naturaleza imperfecta.
Mi cabeza nublada en transición tiene dos pies que quieren sentir la vibración del epicentro de la tierra.
“Cómo te ves de acá a 10 años”. Escucho a R y no sé qué responder.
No me quiero perder en un mundo adulto del cual desconozco sus reglas.
“Es que deberías tener un norte para saber hacia dónde vas” opina A.
Me encuentro diciendo que me da igual viajar hacia el norte o hacia el sur, que me asusta más marcar hitos en mi calendario que vivirlos viviendo.
*
Iberá, 6 de julio
Llueve en los Esteros.
Llueve sobre el techo de una casa que no me pertenece.
Afuera, cientos de ranas luciérnagas carpinchos.
Adentro, soledad.
Mi alma como este cuarto: desordenado en su pequeñez, ordenado en su simpleza.
Llueve y no siento frío. Hay abrigo de invierno: manta, infusión de pomelo y humedad húmeda.
Llueve y siento gotas de rocío. Reclaman purgatorio.
Llueve y aquí estoy yo: buscando quien sabe qué cosa en qué lugar con qué compañía.
*
Iberá, 7 de julio
Sigue lloviendo.
Y las palabras se pisan.
Pisan cabezas y voces.
(me cansan las voces de más)
(me cansa la frase repetida)
(me cansa repetir)
Solo en el silencio cítrico me exprimo
solo en el pulmón pausado me respiro
sola me encuentro.
Hermoso Jime, a mi no me da miedo crecer pero me gusta ser un niño de 39 años 🙂
Hola Marce! A mí hasta hace poco no me daba miedo, pero con el paso del tiempo creo que un poco sí. Veremos, quizás son pensamientos muy circunstanciales. Un abrazo enorme 🙂
que genial Jime, tan identificada me siento. Tan agradecida de tenerte ahí cerca en mi andar, seguí llevándome a viajar donde se que quiero y puedo ir. Llevame con la bici, pero también con las palabras, como estas. Abrazo
Sos bella. Estamos conectadas con las palabras, vos también seguí escribiendo que te leo. Te abrazo fuerte!
“Me encuentro diciendo que me da igual viajar hacia el norte o hacia el sur, que me asusta más marcar hitos en mi calendario que vivirlos viviendo.”
Her-mo-so!
Te quiero!
tan lindo! te adoro cuci
Yo también!
palabras que transmiten , que Te transmiten Jime, momentos de introspeccion para verte, silencios tan necesarios.. tu corazon sabe hermosa.. ♥
Mil gracias Patri 🙂
Hermoso Jime y como me sigo identificando. Gracias por tus palabras, una cuando lee lo que cuesta expresar o mejor dicho explicar se siente más aliviada. Linda ♡
Linda vos ♡